Incursionando en temas educativos y experiencias docentes y estudiantiles que ayuden a la comunidad educativa a alcanzar el éxito académico, formativo y disciplinario.
martes, 9 de octubre de 2012
miércoles, 1 de agosto de 2012
Creo que a través de la educación cristiana se puede lograr la transformación de las personas, las comunidades, la familia, la sociedad y porque no, de toda una nación.
En ese sentido, me pareció muy interesante la decisión del gobierno de Rusia de re-tomar las clases de "religión" en las escuelas del país.
Por el momento, existen algunos riesgos, pero también es una gran oportunidad.
Les invito a observar el artículo que me han compartido y que demos gracias a Dios por esta excelente noticia para la gente de Rusia.
http://www.protestantedigital.com/ES/Internacional/articulo/14867/Rusia-reimplanta-la-asignatura-de-religion-en-la
miércoles, 20 de junio de 2012
Experiencia en video...
Dejo aquí algunas imágenes que han hecho historia en el grupo de la Universidad de San Pablo de Guatemala, Grupo de Licenciatura 2011-2012.

Lamentablemente el ejercicio no lo seguimos con las reglas de un debate... fuimos muy diplomáticos... debimos haber llevado el ejercicio al punto en donde elevamos el tono de voz, provocamos sacar lo "mejor" de todos y de regreso, bajar los ánimos y volver a ser todos amigos! ¡Ese hubiera sido un muy buen ejercicio! pero como dicen mis hijos: "el hubiera no existe"

Todos estaremos de acuerdo en que tenemos una niña en el grupo. En lo personal me imagino a mi hija mayor ingresando en la universidad y arrasando académicamente (solo académicamente) al resto de personas mayores (para no ofender a ninguno)

jueves, 14 de junio de 2012
En Guatemala los medios de comunicación resaltan a diario la baja calidad académica, la poca preparación de los estudiantes al ingresar a la universidad y la alta deserción escolar, que inciden por diferentes factores. A continuación enfocaremos estos fenómenos al bajo perfil docente de los ilustres maestros que están impartiendo sus enseñanzas en las escuelas tanto públicas como privadas.
La intención de enfocarnos en el maestro no es por el simple hecho de querer señalar o asignar la responsabilidad en alguien, o como se diría comúnmente “echarle la culpa”. Sin embargo debemos notar que en efecto la responsabilidad mayor del éxito o el fracaso de los estudiantes en el sistema educativo recae en forma natural al docente.
Instituciones como UNICEF, USAID y otras han invertido grandes cantidades de dinero en la investigación de lo que en este artículo señalo. La idea principal de estos señalamientos y enfocarnos en la persona del docente, es concientizar en la necesidad de incrementar el perfil del mentor que comparte día a día, al menos, o por lo menos en la teoría, 180 días de clases efectivas y que de su destreza didáctica, atención pedagógica, concentración psicológica y del conocimiento pleno de la forma de aprender de sus estudiantes, depende directamente el éxito de estos y de su desarrollo integral.
Recientemente escuchamos en las noticias de nuestro país la intención del Ministerio de Educación de modificar el pénsum de estudio de la carrera de magisterio, otorgando al nivel superior la obligación de preparar a los futuros mentores para que en ellos descanse al mismo tiempo la responsabilidad del desarrollo educativo de Guatemala. Por supuesto, movidos por grupos oscuros y malintencionados, estudiantes que ni siquiera les afecta tal medida, protestan en contra de lo que muy seguramente no conocen.
Guatemala es el único país en Latinoamérica cuya carrera docente aún está en manos del nivel secundario, es decir a nivel de bachillerato. Jóvenes sin intenciones -en su mayoría- de seguir una profesión docente, o con la incertidumbre de si cuentan con tan honorable vocación, se están graduando en miles, engrosando las filas del desempleo u ocupando espacio magisterial que muy bien pudiera ser cubierto por un verdadero mentor.
Es por eso que la propuesta del Ministerio de Educación en la actualidad, es un clamor contumaz que desde hace decenios se escucha en la sociedad guatemalteca, por cuanto en la educación descansa buena parte el desarrollo de toda una nación, de más de 14 millones de habitantes y erradicar el porcentaje de analfabetismo, pobreza y pobreza extrema. Iniciativa que vale la pena apoyar y aunar esfuerzos para ver un docente dignificado, creativo, entregado a su profesión y vocación en tanto goza de la satisfacción de ver su nación crecer.
jueves, 23 de febrero de 2012
La trascendencia de una buena educación
La trascendencia de una buena educación
Prof. Jorge Rivas Maldonado
¿Cuántas expresiones populares que se refieran a educación conoce usted? Las más populares puede ser: “Pero que niño tan bien educado” o por el contrario: “Qué malcriado”. Estas expresiones se contextualizan a un evento en particular en donde el observador del niño o adulto notan alguna actitud o desenvolvimiento social en el que le puedan adjudicar uno u otro calificativo.
Puedo mencionar también las repercusiones de una buena educación en diferentes ámbitos. Por ejemplo el de un egresado de secundaria en su viacrucis para ser admitido en una universidad. Me gustan las estadísticas, pero aquí no voy a sucumbir a la tentación de mostrar los datos tan desalentadores de los expedientes rechazados de interesados en continuar con su educación superior, por diferentes causas, que van desde la falta de hábitos de lectura y comprensión de esta, hasta el poco dominio científico de una materia en particular, crucial para la carrera seleccionada.
En este último caso, el lloro sin el crujir de dientes comienza cuando el anuncio oficial desesperanzador del departamento de admisiones es revelado al candidato y/o sus padres que deberá tomar “escuela de vacaciones” para “nivelar” las habilidades necesarias, previo a incursionar y tener éxito en su carrera. El pensamiento inmediato con sus respectivas expresiones de frustración emanan naturalmente, haciendo referencia a la mala educación recibida en sus años de estudio primario y secundario. El malestar se incrementa si es el mismo resultado a pesar de haber invertido en educación privada.
Para completar mi reflexión, hago mención de una conferencia escuchada recientemente, dictada por una ejecutiva de una empresa transnacional (24/7) en donde a toda su audiencia nos convenció de la necesidad de invertir en mejorar la calidad de la educación privada, pues la industria, el comercio, la banca y por qué no incluir el mismo sector educativo, está siendo castigado, por decirlo de alguna manera, por la poca eficiencia laboral producto de una formación académica deficiente y competitiva, sus metas no son alcanzadas y su presupuesto de entrenamiento es alto, y viene nuevamente una palabra que es mencionada en el caso de las universidades, para “nivelar” los conocimientos, habilidades y destrezas de su fuerza laboral.
Las decisiones de una buena educación y que esta sea trascendental en nuestra vida y en la vida de nuestros hijos, deben ser consideradas a tiempo, para no lamentarnos después. Proverbios dice “El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su madre.” (15:20). Una educación trascendental no es solo la que considera o asegura el futuro o un estatus económico, sino también la que asegura el cumplimiento del propósito de Dios para la vida del hijo, que se puede resumir que ha sido creado para la gloria de Dios.
Como padre de dos hijas y un hijo, anhelo con todo mi corazón que a mis hijos les vaya bien en la vida, que aprendan todo lo que sea posible para tener éxito, que las puertas de la oportunidad se les abran de par en par y que su formación académica contribuya en gran manera a agregarles valor en lo que puedan ofrecer en su vida laboral productiva y con ello agradar y honrar a Dios. Que sean sabios tanto como puedan y alegrar mi corazón.
La organización internacional en la cual sirvo al Señor, años atrás publicó un libro titulado “Educando para la eternidad”, desafortunadamente ya no se volvió a publicar. Este libro lo leí cuando aún no tenía el privilegio de ser padre, pero si teniendo el privilegio de ser maestro en una escuela cristiana y transformó mi manera de hacer docencia. A través de su autor, el Señor me enseñó, que todo lo que yo planeara enseñar a mi grupo de estudiantes en ese momento en el que ejercía la docencia directamente con un grupo de niños del segundo grado de primaria, tendría un impacto eterno. Años después de leer el libro, el Señor me trajo a servir a los cientos de escuelas cristianas en la región latinoamericana y a miles de educadores, que como yo, estamos interesados en hacer la voluntad de Dios y ser instrumentos en la vida de El para educar a Su pueblo
Surgió entonces la traducción y edición en español del libro de Harro Van Brummelen “Caminado con Dios en el aula” que hoy lo recomiendo principalmente no solo a maestros de escuelas cristianas o escuela dominical, si no también a padres de familia que querrán sustituir la palabra aula por la palabra hogar o familia. Brummelen hace notar que una educación verdaderamente trascendental es aquella que descansa en los fundamentos de la Palabra de Dios. Lo recomiendo que lo busque y lo lea.
Entonces, es muy probable que el lector a estas alturas de este artículo se esté preguntando si además de la reflexión presentada, pudiera este su servidor contribuir con su decisión en la selección de escuela o colegio para sus hijos, y mi respuesta es si.
Dar una lista podría ser muy simple y responder a toda exigencia que como educador o padre tendría, podría ser muy compleja, por lo que le propongo al lector contribuir con una primera parte en este artículo y en una segunda parte en el próximo volumen de la revista que hoy tiene en sus manos.
Esta primera parte lo hago a manera de responder afirmativamente cuando así se necesite o negativamente, a las siguientes interrogantes:
¿Es la escuela o colegio de buen nombre? ¿De dónde proviene ese buen nombre, por su formación académica, por las actividades extra o co-curriculares, como practica deportiva, campamentos, etc.? ¿Provee educación bilingüe? ¿Son todos los maestros titulados como tales? ¿Tiene el colegio reconocimiento del Ministerio de Educación? ¿Cumple la escuela o colegio al menos con el pensum de estudio oficial? ¿El número de períodos de clase por materia, al menos es el recomendado por el Ministerio de Educación? ¿Está afiliada la escuela o colegio a alguna organización internacional que respalde su acción educativa? ¿Ha participado o está participando el colegio de su hijo en algún programa de mejoramiento institucional, o mejor aún, en Acreditación? Y no por colocarlo de último menos importante, ¿cuenta la escuela o el colegio con un programa de enseñanza de valores, principios o vida cristiana? ¿Es la escuela o colegio compatible con la formación espiritual que usted como padre imparte a sus hijos en el hogar?
Le saludo muy cordialmente y nos encontramos de nuevo en el próximo volumen de esta revista que espero sea de gran bendición en su vida, familia, ministerio y ocupación empresarial. jerivas@intelnett.com.