sábado, 12 de enero de 2019

Mi Dios no cambia de opinión

Ya he cumplido 30 años de servicio profesional y ministerial. A diferencia de algunos colegas y consiervos, yo no hice nada por celebrar este acontecimiento. 

Mi desempeño en lo profesional ha sido como educador y administrador educativo, he incursionado en la administración de ministerios como actualmente lo hago y lo hice por 13 años en Guatemala (hoy en Honduras); sí hubiera querido celebrarlo, pero como mis hijos repiten constantemente, el hubiera no existe y aquí estoy hoy simplemente mencionando mis 30 años de servicio profesional, ministerial y personal. 

He servido a 4 instituciones, incluyendo la actual, fundado 2 ministerios, participado en la fundación de 1 ministerio (James Project of Guatemala) fundado 2 empresas, una fallida y la que actualmente se hace crecer poco a poco y participado como Consultor Educativo, no desarrollando tanto la actividad como me gustaría. He sido conferencista a nivel internacional y predicador de la Palabra. Pastor Asociado de mi iglesia local en Guatemala y Pastor-Fundador de la actual iglesia Ministerios Intimidad con Dios Honduras.

Por supuesto a lo largo de estos 30 años, no he estado solo. He estado bajo autoridad y he estado como autoridad. He tenido superiores y los sigo teniendo, jefes a quienes he tenido que seguir fielmente sus políticas, lineamientos, reglamentos y maneras de hacer las cosas, incluso aún si no estaba de acuerdo.

También he tenido muy buenos compañeros de trabajo y jornadas y a muchos de ellos, porque no puedo decir a su totalidad, no los cambiaría por nada. Con otros no fue tan grata la experiencia, pero si bueno el aprendizaje.



En particular he visto como Dios me ha llevado en una línea de servicio, incluso, me llevó a la revelación de mi propósito de vida, mi misión en esta tierra y la visión que tengo al contribuir con mi nación, con las naciones y con la humanidad (aún cuando no cubra ni siquiera un 1%.

He sido llamado por Dios a una tarea que estoy seguro solo yo la puedo realizar y que no dejaré que las “piedras” sean mis sustitutos. (Lucas 19:40). El llamado se sigue cumpliendo aún cuando la plataforma de servicio ha sido cambiada en 4 ocasiones y utilizado algunos otros recursos institucionales paralelos para su cumplimiento. Mi Dios no cambia de opinión.

Como compañero de labores o como jefe inmediato he escuchado, algunas veces mas frecuentemente de lo que esperaba o me imaginaba, personas diciendo: “Siento que Dios me está llamando a…” “Creo que Dios me está llevando en otra dirección”; “Dios quiere que de ahora en adelante me dedique a….” y por supuesto esta no es una crítica a las convicciones de aquellos que tengan este tipo de argumento. Y esto lo escucho generalmente cuando alguien quiere que se le ofrezca alguna oportunidad laboral o ministerial o cuando están rechazando alguna que se les está ofreciendo. 

En lo que estoy totalmente de acuerdo tanto en teoría como en práctica es que, Dios no cambia de opinión y que es irrevocable su llamado (Números 23:19; Romanos 11:29). Es posible que algunas circunstancias emocionales nos hagan comprometernos con algunas personas o instituciones. Es factible que algunas condiciones laborales o ministeriales nos parezcan favorables en un momento y que después de un tiempo estas cambien. 

He escuchado y tal vez he estado tentado a argumentar fehacientemente sea para aceptar o rechazar alguna propuesta laboral o ministerial, que no es lo que Dios quiere que haga o que Dios me está diciendo que lo haga. En un período de tiempo muy corto he observado lo que pareciera ser el cambio de opinión de Dios para algunas personas, en las que están siendo “llamadas” por Dios a realizar alguna tarea en particular, pero que luego, renuncian o cambian hacia otra actividad por que Dios les está cambiando el rumbo. Mi Dios no cambia de opinión.

He visto a estudiantes universitarios cambiar de carrera en 3-4 años consecutivos, por la inseguridad que provoca cada una de ellas, lo que al principio pareciera que es a lo que quisieran dedicarse el resto de sus vidas. Como la experiencia reciente de una aspirante a médico, que cumplió con todo el pénsum de estudio de la carrera de medicina, la práctica hospitalaria previa y para el momento en el le correspondía realizar su servicio social, decidió que no era la medicina a lo que quería dedicarse el resto de su vida; 6-7 años invertidos, para finalmente renunciar.

Cuán importante es estar seguros a lo que hemos sido llamados. Cuan pertinente es que estemos convencidos de nuestras habilidades y talentos. Cuan imprescindible es que conozcamos el propósito por el cual estamos en esta tierra. Cuan necesario es que tengamos una relación personal y cercana con Dios nuestro Creador y que sepamos que NO cambia de opinión.


Mi Dios no cambia de opinión.

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