lunes, 10 de marzo de 2014

Blog#1-2014
Memorización de versículos y versículo lema.


He memorizado algunos versículos de la Biblia desde que aún era muy niño. Soy la cuarta generación de cristianos evangélicos en mi familia y mi madre me llevó a la iglesia desde recién nacido. Asistí a la Escuela Dominical a quien le debo mi formación eclesiástica y adquirí los fundamentos bíblicos para mi vida espiritual. 

Ahora no memorizo tanto los versículos como debiera, es decir con tanto denuedo como cuando era niño que domingo a domingo me enseñaban un "texto áureo" (ja! nunca supe que significaba áureo). 

Me emocionaba estar frente a toda la congregación- no superaban los 50 miembros- y decir tan fuerte como pudiera el versículo de la semana presente y de la semana pasada. Ahora, cuando escucho un versículo, me es fácil recitarlo casi sin error, según la versión Reina-Valera Revisión 1960 la usada mas frecuentemente a mediados de la década de los setenta.

No puedo pagar a la seño Carol o a la seño Rut, mis primeras dos maestras de escuela dominical, por haber sido obedientes en enseñarme la Palabra no adulterada y "hacerme" memorizar lo versículos que son parte integral de mi sistema de vida. Pero si puedo honrarles ahora a través de este blog. Hoy mi maestra Carol, que dicho sea de paso, también fue mi mentora cuando inicié mi servicio como su asistente en la escuela dominical, es la esposa del pastor de aquella iglesia: La Biblia Abierta, que le hizo y le hace honor al nombre que le identifica en aquella misma esquina de la 16 avenida y 12 calle de la zona 11 de la ciudad capital de Guatemala, fieles siervos que promueven y promulgan la Palabra de Dios.

Al ingresar a mi colegio América Latina en la zona 13 de Guatemala, me encontré con una clase sistemática de la Biblia, un curso que debía de cursar, estudiar y ganar tal cual fuera matemática o pedagogía. Dentro de su programa estaban 20 versículos que debía memorizar a lo largo del año. Muchos de ellos no fueron para nada difíciles de memorizar, por cuanto ya me los había memorizado en la Escuela Dominical. Algunos de mis compañeros refunfuñaban por tener que memorizar algo que en ese momento les parecía aburrido y tedioso, pero que más tarde testificarían como en muchas circunstancias de su vida, haber memorizado la Biblia les sirvió de consuelo, aliento y aún de reflexión para la toma de decisiones. 

En el año 1986, al Dr. Virgilio Zapata Arceyuz en uno de los cultos de mi colegio, en el que pude estudiar gracias a la generosidad del dueño de una carpintería cerca de mi casa, en la que solía trabajar para ayudar en la economía de mi familia, le escuché por primera vez mencionar tener un versículo lema en su vida, siendo este Hechos 20:24 " Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios" Esa idea me impactó y la quise imitar, por lo que a partir de ese momento mi lectura bíblica no era con simpleza, sino buscando con fervor el versículo que podría ser mi verso lema. No se con exactitud cuando lo encontré, pero cuando lo leí y lo memoricé, se convirtió en mi versícuo lema y aún lo es, compartiendo lugar con dos más que más adelante podré compartir, y es: Filipenses 1:6 "estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
Creo firmemente en la memorización de versículos y en el estudio asiduo de la Palabra. No se adquiere como cualquier otro hábito, realmente se debe trabajar muy fuerte para adquirirlo y ser diligente en practicarlo a diario, comenzando con una lectura bíblica diaria hasta el completo estudio sistemático. Los cambios son imperceptibles en un principio, lo que si puedo asegurar que no sería yo, de no ser por la misericordia de Dios y por el estudio, lectura y memorización de su palabra diaria.